EL LLAVERO
Silencio.
Ha brotado de la brisa
y se mezcla entre sonrisas.
Y miedos.
Susurros enteros.
Vacíos al viento.
Creciendo deprisa.
Sin sol en sus ojos.
Sin fuerza en sus manos.
Atardecer que cobija,
mientras nieva en sus sombras.
Agrietando su risa.
Marchitando colinas,
de enterezas dormidas,
en su aura y su dicha.
Sin piedad ni razón.
Junto a su fuego apagado,
entretenido en la niebla,
una nube de azules
se ha colado en su huella,
y entre verdes y rojos
ha pedido a una estrella…
seguir su cambera.
Rescoldos que gruñen,
Retorciendo sus cuerdas.
Palabras selladas en su alma
y su estela.
Aunque el amor duela.
Aunque la lluvia arrase sus campos,
Retorciendo sus paisajes y veredas,
nada habrá que arrase este mar
de profundos abismos.
Donde dominios de ilusiones y paz,
yacen dormidos.
Esparciendo sus anhelos,
Comprimiendo su consuelo.
Acariciando el suelo y la fina arena,
De sus sosiegos.
Sobre sus hombros un manto,
de enardecido sueño.
Sobre su alma un pozo de sal,
disecando sus pensamientos.
Sobre su sien el eterno presente,
tan fugaz como intermitente.
Contoneándose todo,
Al paso seguido de sus propias
Corrientes…
Esther MG
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