Maria Mena Habits

viernes, 24 de abril de 2015

FUERZA VITAL


                                                                  
                                                                 
 FUERZA VITAL
    Que poco somos…
Que poco somos después
Y sin embargo cuanto se lucha.

El amargo tic tac de las últimas horas,
ha regado de brisas tu respiración.
Y tus manos cansadas reposan dormidas,
luchando tu ser desde tu corazón.

Una vez me dijiste que estabas cansada,
que la vida no era como tu la esperabas.
Cuantas veces hablamos desde el silencio,
a través de una pena que se comparte,
a través de miradas que todo se dicen,
reuniendo el valor contenido en el pecho,
aprendiendo a curar nuestras cicatrices,
pensando que quizá mañana
un lucero de sol se posara en tu aliento,
quemando el dolor de tu firmamento.

Pero nada de esto ha servido,
tienes todo el amor esparcido y reunido,
Contenido en tu esencia, apretado en tus sueños,
reducidos a uno en estos momentos.
Todo lo que viviste no te ha merecido,
bondad absoluta cultivada en tus hilos.
Tu paciencia, honradez, entereza marcadas,
hablan de tu madurez joven y provocada.

Fuiste madre entregada aunque no tengas hijos,
esas niñas preciosas que ahora veras…
Como madre abnegada criaste a tu sobrina,
en su ser lleva escrita para siempre tu enseñanza,
tu calor, tu amor por los niños.

Aún te siento tan cerca, tan mía…
maldito cancer que se te lleva tan joven,
tan callada, tan sin justicia.
Todos esperamos que vuelvas y sonrías,
pero lo cierto es tan real,
que arden las orillas de tu alma
acariciada, sedada y dormida.

No te vayas nunca de mi corazón,
no me dejes sóla en este roto mundo
de caos y sinrazón.
Cuanto te he escuchado,
cuanto he aprendido,
cuantas tardes secas y tristes,
nos han visto nadar contracorriente,
a pesar de tanta suerte indiferente,
tanta falta de aire en nuestra forma
de ser, tan diferente…
Si pudiera regalarte algo,
que realmente te haga falta,
serian dos o tres años de mi propia vida,
y así, que cada uno de los que te amamos,
hiciere lo mismo,
uno a uno, todos juntos,
hasta reunir la vida que mereces,
el tiempo vital que ahora, no tienes.
Pero como regalar algo que no tengo,
tan incierto mi futuro,
como el del mundo entero.
Y sin embargo si esto fuera posible,
muchos lo haríamos.
                                                              
   Que poco somos…
no somos nada mas que lo que nos dejen
hacer,
un papel que se marchita
después del frío amanecer.
Hojas secas y amontonadas bajo el porche
de la vida.
 Fina arena que resbala entre los dedos
 de tu enardecido ser.
Colmo que no colmó en vida,
ni en lo más tierno de su fuero,
ni en lo profundo de su incansable sueño,
ni en el claro abatimiento,
sin nada más poder hacer,
que acompañarte en silencio,
pues en el reposas quieta,
querida y amada tia,
que mas podría darte yo
que pudiera ayudarte,
que mas de esto que tanto deseo,
se desplegara de mi fuerza
y regara tu cuerpo abatido,
remediando el dolor que domina y somete
tu esencia y tu equilibrio.

Solo veo paz a través de ti.
Solo veo lucha interior y consejos vitales.
todo lo que me has regalado es un ejemplo a seguir,
admiración por tu inigualable voluntad,
traspasando la frontera de tu noble y entera
humanidad…

Dejando atrás el dolor, sonreiras a través de nuestros ojos,
protegiendo con el calor de tu alma
el pálido azul destilado 
entre la tornada vida de los años
que aún contemplemos solos sin tu querida presencia,
mirándonos con tus tristes ojos y las delgadas líneas
de tu armonía y entereza, discretas.
Recordándote siempre sin esfuerzo
 ni vacilación.
Entregada a tu mar inquieto y perenne,
mezclada en tus suspiros discretos.
 Como las olas,
que nunca jamás se detienen…

Esther MG 24042015

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