EL COLUMPIO
No has llegado y ya te has detenido.
No sabes contar cuentos
Ni adivinar acertijos.
Quieres soñar despierto mientras
tu mente cuadrada,
se clava ante el umbral.
Frente a los muros de la necedad.
Empujado suavemente
hacia la vaga realidad.
Que llena tus bolsillos,
con trozos de presente dividido.
Donde acabarás,
sin un pensamiento recogido en tu interior,
Capaz de perdonar,
el hilo de tus costumbres.
Mientras los sauces lloran sobre tu cornisa,
apagada y débil.
Dibujando olmos al atardecer,
queriendo ser más que un abeto
y menos que un roble.
Cambiando el rumbo de tus segundos.
Atrapado en el irreal tiempo.
Aturdido, confuso, arrugado.
Una llama en tu piel,
se distingue entre pinceladas de cicatrices.
Que no curarán tu espíritu.
Mientras pasan las horas,
acostumbrado a morder
desidias y orgullo.
Atacando a la irrealidad
que en ti permanece.
Sin que llorar te acomode.
Sin que reír te derrote.
Sin que pensar te condene.
Entre pensamientos,
que no se revelan
contra tu ficticia lucha por desear,
Y no ser.
Esther MG 8112012
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