Maria Mena Habits

miércoles, 8 de mayo de 2013

EL NAVEGANTE




EL NAVEGANTE


El silencio,

quejidos dormidos.

Ahogados bajo chorros

de tinta.
Subrayando vacíos desenvueltos.

Caída la tarde.


Navegante entre sus campos.

Frente al acantilado apagado.

Diciendo adiós a su paraíso.

Reflejo de entornos prendidos

en ramilletes de gritos.


Lamento y sinsabor,

Danzando entre las cumbres.

Más allá de su razón, 

donde cálido aguarda 
el corazón.


Un murmullo de brisas 

se escuchó,

augurio de risas 

tendidas al sol.
                                                

Entre la marea 

de su incansable ilusión.

Y un segundo antes de caer en los brazos

del olvido,

extiende pergaminos espontáneos

a ritmos fulgurantes,

entre fervientes y atenuadas luces,

que ordenan y adornan sobre su sien.

Sin apenas decir resumiendo,

Sin apenas rozar las almas,

que en estas lecturas se detuvieron…


Sólo, 

tan sólo una intensa sensación

de paz y soledad

coloreando de aquí para allá,

sus pensamientos.

Perfilando una sonrisa.

Mientras su último rayo

de conciencia lo arrulla,

entre los brazos del sueño

desatado,

del que no podrá recordar nada.

A lomos del subconsciente

que lo retiene embriagado.


Y entre letargos de glorias

y luchas,

recorre sus mares 

lejanos y amargos.


Amarrado a su mástil

que lo mantiene día tras día,

en su envejecido barco.


Esther MG










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