A través de mi ventana
se ha filtrado un pensamiento,
que quiero dejar de reír
cuando en realidad me muero por dentro.
Agotada, también he agotado mi tiempo,
ese que nos regalan minuto a minuto
a través de la brisa del mar
Se ha colado entre los surcos del viento,
llegando muy lejos, más allá incluso
de la realidad.
Si pudiera desmayarme lo haría
ahora mismo.
Pero sé que al despertarme
seguiría igual, a los pies de mi propio abismo.
Y sé que el camino que tomó es el correcto,
pero eso no significa que sea la nueva heroína
de mi firmamento.
Cuanto más camino yo,
mas se disipan mis dudas,
pero esto no significa
que mis alas luzcan sus plumas.
He conservado el sosiego
y a ratos a él me entregué
y queriendo recobrar el aliento
una vez más suspiré.
Así se pasa la vida
y todo se encauza en su lugar.
Pero nada ha salido barato,
a veces los años se fueron sin más.
Como el aguacero caído en la noche
y en la mañana filtrado en las grietas
de cada esquina, de cada agujero,
de cada rincón que se abrió paso
formando su propio respiradero.
Ahora cruzó el umbral y no tengo miedo
pero si lo tendré sino vuelvo a vivir aprendiendo.
Aprendiendo que alguna vez no estuve sola
y alguien me valoraba.
Aprendiendo a sentir que mi viaje de ida
era algo más que dolores de espalda.
Aprendiendo a entender el camino
y saber defenderlo con mi fortaleza.
Aprendiendo que el silencio no es todo
lo que escoltarán mis manos,
mientras paso las horas soñando
con aquello que quizás tuve,
pero yo no pude apreciarlo.
Esther MG 03062016
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